jueves, 3 de mayo de 2007

Café con leche

Las señoritas Lisa y Dollar y el señor Univer eran 3 trabajadores altamente cualificados de un importante banco. Ellos trabajaban en el departamento de informática y controlaban todos los procesos y sistemas que allí había.

Su trabajo era muy estresante y su día a día estaba repleto de incidencias de todo tipo. Por eso, no les sorprendió el día en el que su incapacitado e inutil director les llamó con su móvil desde la sala de sistemas y les comunicó:

- ¡se ha caído la cabina de discos!

Los tres trabajadores, se miraron unos a otros, y decidieron subir tranquilamente a la sala de sistemas a ver de que se trataba esta vez. La señorita Lisa acercó su retina al lector, y automáticamente se abrió la puerta blindada de alta seguridad.

- ¿Sr. Kalan? preguntó la señorita Dollar. Unos extraños ruídos se percibieron detrás de los armarios de sistemas. Cerraron la puerta y se acercaron detrás de los grandes y pesados armarios metálicos que allí había. La escena que allí había era desoladora. La pesada cabina de discos, mas de 100 kilos de hierros, cables y lucecitas de colores, se había caido, literalmente, y debajo de ella se encontraba el querido director.
Sobre su cara se dibujaba una extraña sonrisa artificial.

- ¡Puff! Exclamó Univer.

Los tres trabajadores, con gran calma, dieron la vuelta al armario y se apoyaron sobre este a pensar. Eran grandes pensadores.

El armario cedió ante el peso de ellos y este se derrumbó encima de la cabina de discos.

-¿apetece un café? - Comentó la señorita Lisa. - Yo con leche - Comentó Univer. - Solo para mí, replicó Dollar.

Evolución

La señora Ring vivía en el centro de su pequeña ciudad. Tenía multitud de amigos por todas las partes del planeta, y le encantaba hablar con ellos. En realidad, ese era su gran vicio oculto. Hablar hablar y hablar. Todos los días tenía sus llamadas programadas de a quien tenía que llamar, o si tenía que recibir alguna llamada especial.

Todo esto derivada en grandes peleas con su marido, el señor Rong. -¿ya estás hablando otra vez?. Pero la señora Ring vió el cielo abierto cuando las operadoras de su ciudad comenzaron a implantar las llamadas gratuitas. ¡o gran Diós! ¡que estupendo invento!.

El señor Rong decidió tomarse el solo unas largas vacaciones en el caribe.

Así, la señora Ring, se organizó su día para poder hacer una llamada tras otra, realizado un riguroso calendario de llamadas. ¡Era fantastico! Nada mas terminar una llamada, podía empezar a marcar el siguiente número!. Esto lo hacía desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche ininterrumpidamente.

Según pasaba el tiempo, la señora Ring ya no se levantaba ni siquiera a dormir. Quedaba en su sillón, realizando ahí todas sus tareas cotidianas. Su mano comenzó a tomar la forma del teléfono, y su oreja se convirtió en un una circunferencia perfecta con pequeños orificios para que el sonido se acoplase perfectamente.

La boca tambien se adapto, y se transformó en un pequeño óvalo del que salía el sonido sin mover los labios. Su cuerpo tambien cambió. Las piernas, pasaron a ser un soporte estupendo para su cuerpo, y el tronco se alargó formando un mango.
Sus brazos se retorcieron, creando un cable típico de teléfono, y en su pecho comezaron a salir doce bultos, numerados del 0 al 9 y dos mas con un asterisco y una almohadilla.

Después de sus meses de relax, el señor Rong regresó a casa. - ¿Cariño, donde estas?
Pero el señor Rong solo encontró un enorme teléfono en el salón de su casa...

 
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