martes, 17 de abril de 2007

Universo Acelerado

Después de largos años de investigación, el profesor Rowell terminó su primera versión de lo que el llamaba "El acelerador celular". Como todo buen científico, quiso ser el mismo el que probase su creación.

El profesor Rowell reunió a todo su equipo, preparó un pequeño vaso de agua, y tragó su pastilla roja en forma de huevo. Nadie se movía. El Profesor Rowell miraba al resto, esperando ver algo en sus caras que delatase algo. -¿está bien Profesor?. - Preguntó Anna, número uno de su promoción y primera admiradora del Profesor. - Creo que sí, aunque siento el pulso muy acelerado...

Todos quedaron sorprendidos. El profesor Rowell había hablado a una velocidad increíblemente rápida.

-Creo que lo hemos conseguido! - Exclamó Anna.

El objetivo del experimento era simple: se trataba de multiplicar por dos su movimiento celular, de forma que se conseguía moverse el doble de rápido, hablar el doble de rápido, pensar, aprender.... todo sería el doble de rápido. Pero tambien sus células envejecerían el doble de rápido, por lo que la vida del Profesor Rowell se había reducido a la mitad.

A los pocos días, el gran descubrimiento transcendió a los medios de comunicación. ¡Todo el mundo deseaba aprender el doble de rápido! El acelerador de células salió al mercado y en tan solo un año el cien por cien de la población mundial lo había tomado.
En realidad, todo seguía igual. Aunque en el mundo todo iba el doble de rápido, nadie notaba la diferencia, ya que todos funcionaba con el mismo 'reloj'.

El profesor Rowell fué mas allá. Ya no le valía 'el doble de rápido'. Sacó su versión 10x, siendo 10 veces mas rápido. Después saco su versión 100, luego vino la 1000, la 10000...

A los 2 años, aparentemente la vida de los humanos seguía igual: nacían, jugaban, crecían, estudiaban, trabajaban..... morían. Pero todo ello en tan solo un largo segundo.

lunes, 16 de abril de 2007

Prison Break

Desperté con un tremendo calor. Me encontraba completamente desnudo. - ¿cómo había llegado ahí? ¿quien era yo? No recordaba nada. Miré, asustado, a mi alrededor. Cientos de clones, exactos a mí se agolpaban unos contra otros. No podía entenderlo. Mientras le daba vueltas a mi cabeza, intentando buscar una solución, una explicación, algo que aportase algo de luz sobre esa situación, una avalancha de clones vino hacia mí.
Todos corrían. Había que salir de allí.
Sin pensarlo, yo también comencé a correr. Correr, correr, correr, era mi único pensamiento.
Muchos compañeros tropezaban, y caían exhaustos. Otros se bifurcaban por otros caminos. Yo sabía que había que darse prisa, o de lo contrario tambien moriría, aplastado por el resto.
Primero pasaron los minutos. Luego las horas. Después, los días.

A lo lejos, pude distiguir una brillante luz. Sabía que era mi única salida. Las pocas fuerzas que me quedaban las gasté en acelerar mi marcha. Tenía que llegar antes que el resto.
Por fín, tras un tremendo esfuerzo, llegué a mi libertad. Quedabamos muy pocos, pero yo fuí el primero.

Entré dentro y comenzó mi nueva vida. Los siguientes 9 meses fueron extraordinarios.

sábado, 14 de abril de 2007

La sonrisa de Po

Po era un hombre casi feliz. Po vivía solo, y una vida ermitaña había dejado huella en su carácter.
Po se levantaba por las mañanas, siempre con la hora justa y se iba corriendo a la fábrica de reciclaje. Allí separaba los materiales plásticos de los que no. Durante ocho horas. Po parecía trabajar con ganas; ganas de terminar rápido y volver lo antes posible a su pequeña casa. En cuanto sonaba la sirena marcando las 14:00h, Po salía corriendo a su casa, con una gran y entusiasmada sonrisa.

En cuanto llegaba, engullía algo muy rápido, y se acostaba en su alborotada cama. Así hasta el día siguiente.

- ¿Por qué Po es felíz? - se preguntaba la gente. Nadie le entendía. El ermitaño ha debido enloquecer.

Cuando Po se dormía, accedía a una nueva dimensión. Po había aprendido a dominar sus sueños, a soñar con lo que quería, donde quería, con quien quería. Dentro de su micromundo, era único. Se dedicaba a viajar por todos los lugares, descubriendo los lugares mas recónditos, a conocer a todo tipo de gente, a probar todas las clases de gastronomía de todos los paises, a decir todo lo que siempre quiso decir y a nadie importaba...
Pero a la mañana siguiente el despertador volvía a sonar, y Po debía interrumpir su felicidad por 8 horas de trabajo en la fábrica de reciclaje.

- No puedo seguir perdiendo ocho horas en la fábrica! He de hacer algo - Pensaba Po.
Un día lluvioso, al llegar a casa despúes de su cansado trabajo, Po se engulló un bote de barbitúricos que había comprado para una ocasión especial. Al poco, entró en estado de coma.

Días después, la fábrica dió aviso de la ausencia de Po, y los servicios sanitarios le encontraron en su cama, en coma, con una gran sonrisa sobre su cara.

A Po le ingresaron, pero nunca mas salio de su estado. Nadie entendía su sonrisa.

El último enano

Sala de informática de una empresa en el centro de Madrid. No oigo ruidos y solo me acompañan las máquinas. Navego por Internet. Aquí esta todo, pongas lo que pongas, ocurra lo que se te ocurra, el siempre está ahí, dispuesto a responderte un pocos milisegundos al mas retorcido de tus pensamientos. Intento pensar algo que le pueda dejar la mente en blanco, pero siempre tiene respuesta.
En un arrebato de aburrimiento, se me ocurre poner: “me gustaría no estar solo en estos momentos”. - Seguro que me mandará al carajo, o me saldrán cientos de páginas de contactos personales, pensé. Pero sobrepasando todo lo imaginable, unos pequeños enanitos aparecieron en mi pantalla, con cara simpaticona y gordos mofletes. Me miran con cara pícara, esperando algo, quizá, una pregunta.- ¿Cómo voy a hablar con una pantalla? Me estoy volviendo loco.
Con gran nerviosismo, balbuceo algo con palabras entrecortadas- bljldd?. El enano con gafas se acerca mas a la pantalla y pega la oreja. – O dios mío, esto no tiene sentido. Me animo a hablar mas alto - ¿hola? Es lo mas coherente que se me ocurría. ¡¡¡Hola!!! Gritan todos los enanos al unísono. – Pero, ¿Qué hacen ahí?- pregunto asombrado. – Somos los enanos de Internet. Cuando vemos que alguien nos reclama vamos a ayudarle y a hacerle compañía. – Bueno, fantástico, ¿y que podéis hacer por mi?, pregunto entusiasmado. – Debemos hacer lo que tu nos pidas – me dice el enano de las gafas. – mmmmmmmmm está bien, ¿Por qué no os vais al puto infierno?- AAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGGDFFFFFFFFFFFHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!
Es lo último que se escuchó de los enanos de Internet.

viernes, 13 de abril de 2007

Un día cualquiera

Aqui estoy, en el tren. Primer vagón. Va muy lleno y la gente va apiñada.
Se me acaba de sentar un tío enfrente. El poco espacio que ya tenía para mis pies ha quedado reducido a una pequeña casilla de ajedrez. Creo que es un peón. Lo digo porque se parece al resto. Aqui hay de todo: peones, torres, alfiles,damas... Cada pocos minutos salen por la puerta las fichas comidas, y entran en juego nuevas fichas que ya han coronado, pero entran tristes. Sus caras reflejan el miedo, miedo a lo desconocido, a la seguridad de que antes o después una torre o un jinete irá a por ellos. Algunos no aguantan la presión y se suicidan y bajan en la siguiente parada. Otros luchan de forma heroica y mueren como los grandes reyes. Pero todos son conscientes de su destino.
Dos filas mas adelante se encuentran dos torres negras. Apenas dejan sitio a las demas piezas, pero son conscientes de su superioridad. De repente se levantan, y salen por la puerta. Han desaparecido. En realidad era todo una mascara:tenian el mismo miedo que todos. Me levanto y grito -¿por que luchar? - Todos me miran y su cara refleja incomprensión. Todo esta perdido. Me bajo en la próxima parada.

 
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